jueves, 3 de febrero de 2011

2. Pedaleando por la montaña rusa de la isla Norte

De los 4 millones de personas que viven en Nueva Zelanda 3 viven en la isla Norte. Los primeros días disfruto de varias jornadas de sol y pedaleo por una montaña rusa teñida de verde y ganado pastando; y es que Nueva Zelanda cuenta con una de las industrias lecheras más potentes del mundo…


A diferencia de Asia, Nueva Zelanda se despierta tarde. Pero más vale tarde que nunca…


Aunque difícil de ver,  el sol es mucho más fuerte que en Europa. Quema literalmente por lo que hay que combatirlo con buena crema y pequeñas siestas a la sombra…


El pedaleo es un sube y baja continuo pero relajado. En Rotorua, zona de lagos y géiseres la presencia maorí es más notoria, aunque demasiado enfocada al turismo…

Poco a poco me voy acostumbrando a la limpieza, a ver las casas con jardines impolutos, a ver áreas de descanso frecuentemente, supermercados, etc. A los kiwis apenas los veo. Hasta me resulta difícil acopiarme de agua ya que no hay fuentes y las casas parecen vacías. Si milagrosamente veo a alguien lo más probable es que esté cortando la hierba de su jardín. Cuando hablo con ellos veo que son muy buena gente.

Tras el lago Taupo se encuentra una de las zonas más bonitas de la isla Norte, el parque nacional Tongariro. Las faldas de este volcán albergaron a Mordor, en la película del Señor de los Anillos

La industria maderera es otra de las mayores fuentes de ingresos del país. Pero no plantan cualquier cosa. Tienen bosques de prueba donde experimentan hasta que dan con el árbol más rentable…

… y millones de ovejas…


A partir de aquí prácticamente ya no volveré a ver el sol más. Y será una lástima porque pedalear la Forgotten World Highway con lluvia es una desgracia. Una carretera que acercó al mundo a los colonos más intrépidos y aventureros que decidieron vivir entre valles y ríos indomables

De vuelta a la costa pedaleo con el volcán Taranaki a la izquierda…

… y con el mar a la derecha. Por eso la llaman la Surf highway. No vi ninguna tabla...

… y si mucho viento y cielos de un monótono y triste gris… 

…hasta llegar a Wellington, bonita ciudad encajonada entre montes y desde donde se toma el ferry a la isla Sur. Pero esa es otra historia.

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